Gandhi dijo que la grandeza de una sociedad se mide por cómo trata a los más desvalidos, desamparados, necesitados. En ese sentido, se debe entender el trato que se le da a niños, ancianos y hasta mascotas, como la medida de la humanidad, más allá de su riqueza material.
Leyendo acerca de la tragedia en México, me pongo a pensar en los niños de nuestra sociedad costarricense. En general, la sociedad no ha aceptado los cambios sociales, especialmente en el papel de la mujer y necesariamente en el del hombre, y por lo tanto, carecemos de una estructura que atienda y proteja a nuestros niños.
Las guarderías cumplen parte de esa función, pero existe un gran estigma social. Podemos decir que es porque las guarderías y los hogares comunitarios son para gente de escasos recursos, que no puede pagar una empleada en casa, etc... No obstante, el peso –o más bien, la culpa- de esta decisión de mandar al niño con otros niños –sabe Dios de qué familias y lo más probables es que sea de madres solteras- se le endilga consciente o inconscientemente a las mujeres –porque quiere salir de la casa, algo debe estar buscando, ella debería quedarse haciendo el oficio y la comida al marido, etc... Estas entidades carecen de recursos e instalaciones apropiados porque la gente las ve mal.
Es como que hay muchos hombres todavía dejan a la mujer “porque no sabe cocinar y la casa está desordenada”, sin mover un pelo para ayudar o tratar de entender que con jornadas de trabajo de 8 y 10 horas y viajando dos o más horas en nuestro amado transporte colectivo, no se le puede pedir milagros. La cosa se complica al llegar los críos. Muchos salen corriendo para evadir la responsabilidad, y en este caso, hablamos tanto de hombres y mujeres. Los mayores, los abuelos, quedan a cargo, con las consecuencias sicológicas del caso, y perpetuando las cadenas. Esto ya que en la adolescencia comienzan a salir las consecuencias del que realmente paga el precio de la "libertad", la pachanga, el nuevo novio/a de pa/ma , etc... en fin, que el ojo del amo engorda al caballo, y en este caso, los niños creciendo sin autoridad ni buenos ejemplos, en un sistema educativo vacío, ajeno e irrelevante, se convierten en una bomba de tiempo. Por eso tenemos los cada vez más graves casos de drogadicción, delincuencia, y demás sociopatías. Por eso tenemos una sociedad cada vez más desgranada.
Si vemos por ejemplo el caso de Estados Unidos, que a nosotros en nuestros países nos gusta tanto imitar, veremos que se da el mismo caso. Los jovencitos de clase pudiente cuentan con clubes y actividades tras la escuela, que los unen e integran a su grupo. Los niños no están solos. Pero la clase media tiene pocas opciones. La mayoría de las guarderías corren a cargo de grupos religiosos, con todas las sinfonías y bemoles que esto implica. Como cuenta una amiga, a ella le toca dejar a los niños en el mismo piso donde se atienden grupo de apoyo para drogadictos. Aún a nivel estatal, estamos hablando de pagos de 800 y mas dólares al mes, por apenas unas horas, no el día completo.
Comparemos esto con Taiwan. Si usted quiere trabajar de niñera, llega una inspección a su casa. Los niños se cuidan en su casa, no la de los padres. Puede tener un máximo de 5 niños, y puede ganar hasta 20 mil nts por cada uno al mes. Debe tener un certificado de entrenamiento aprobado, tras varios meses de arduos estudios, y debe actualizar esta capacitación cada año. Este trabajo es muy apto para gente ‘y hablo hombres y mujeres- que ya tienen varios hijos. Se reciben bebés recién nacidos hasta edad escolar. Un compa le paga a la señora que le cuida la hija para que hasta les prepare la cena, así pueden comer en familia. El y la señora trabajan muy duro, y esto les permite estar juntos con menos estrés.
Hago la acotación que hay varios servicios especiales para las mujeres que recién han dado a luz, ya que la tradición dicta alimentos especiales. Ahora la moda es o que usted ordene la comida –tres tiempos- y se la lleven a la casa, o contrate una señora para que la ayude, le enseñe cómo cuidar al niño y le haga hasta el almuerzo al marido. Esto es muy útil acá especialmente que se acostumbran tanto las cesáreas optativas.
En cuanto a las guarderías, generalmente se combinan con un tipo de escuela elemental. Se les dan clases suplementarias a los niños de mate e inglés especialmente. También hay un gran mercado de escuelas suplementarias desde piano, robótica, pintura, hasta preparación para los exámenes de ingreso universitario –nunca es demasiado temprano. Y no me digan que es cuestión de plata, porque sale más caro un PlayStation que la anualidad del anchinban o guardería.
En fin, que el papá y la mamá trabajan hasta las 8 y 9, pero saben que el niño no está solo en casa haciendo de perro, o aburrido con el abuelo viendo tele. Están tranquilos porque están haciendo algo productivo, conociendo gente, y aprendiendo el arte de llevarse con los demás, entre otras cosas. En una sociedad tan comunitaria como ésta, los vínculos de infancia son vitales. Esto resulta sorprendente si tomamos en cuenta lo competitiva que también es esta sociedad.
Nosotros podemos decir: pero es que no tienen libertad! ¿Libertad para hacer qué? ¿Deporte? ¿Cuántas canchas y parques tenemos disponibles? ¿Vida social sin supervisión? ¿A quién escuchan nuestros niños? Cierto que una guardería no es garantía, pero por lo menos es conocido y establecido. En caso de problemas, hay a quién echarle el muerto. ¿En la calle, a como está la cosa, a quién le reclamamos? ¿Y si dejamos a los niños de perros, cuidando la casa, y se viene un terremoto, un incendio? Es la única de las leyes de Estados que han copiado hasta acá y me gusta: los niños nunca deben estar solos. Si hasta en una guardería, y con adultos supervisando, en una emergencia, pasa una tragedia como en México, ¿qué esperamos si no hay nadie cuidando a los niños? Y este cuidado debe ser de calidad: más de 100 niños en un sólo lugar es jalarle el rabo al diablo esperando una tragedia.
Nos toca pues, la responsabilidad, no de exigir que el Gobierno –que bostezo- haga algo, sino hacerlo nosotros. El mercado está ahí, para los que les gusta citar el free trade y son alérgicos a lo que tenga tufo de socialismo –si, claro, con lo comunistoides que son en Taiwan. Es nuestra decisión velar por la calidad de estas instalaciones, las condiciones en que viven nuestros niños, y sobretodo, hacerles saber que nos importan, que queremos los mejor para ellos, y por eso, velamos para que reciban una educación temprana y abarcadora, que incluya desde hacer amigos hasta tejer macramé.
By the way, “anchin” significa tranquilidad, seguridad.
Leyendo acerca de la tragedia en México, me pongo a pensar en los niños de nuestra sociedad costarricense. En general, la sociedad no ha aceptado los cambios sociales, especialmente en el papel de la mujer y necesariamente en el del hombre, y por lo tanto, carecemos de una estructura que atienda y proteja a nuestros niños.
Las guarderías cumplen parte de esa función, pero existe un gran estigma social. Podemos decir que es porque las guarderías y los hogares comunitarios son para gente de escasos recursos, que no puede pagar una empleada en casa, etc... No obstante, el peso –o más bien, la culpa- de esta decisión de mandar al niño con otros niños –sabe Dios de qué familias y lo más probables es que sea de madres solteras- se le endilga consciente o inconscientemente a las mujeres –porque quiere salir de la casa, algo debe estar buscando, ella debería quedarse haciendo el oficio y la comida al marido, etc... Estas entidades carecen de recursos e instalaciones apropiados porque la gente las ve mal.
Es como que hay muchos hombres todavía dejan a la mujer “porque no sabe cocinar y la casa está desordenada”, sin mover un pelo para ayudar o tratar de entender que con jornadas de trabajo de 8 y 10 horas y viajando dos o más horas en nuestro amado transporte colectivo, no se le puede pedir milagros. La cosa se complica al llegar los críos. Muchos salen corriendo para evadir la responsabilidad, y en este caso, hablamos tanto de hombres y mujeres. Los mayores, los abuelos, quedan a cargo, con las consecuencias sicológicas del caso, y perpetuando las cadenas. Esto ya que en la adolescencia comienzan a salir las consecuencias del que realmente paga el precio de la "libertad", la pachanga, el nuevo novio/a de pa/ma , etc... en fin, que el ojo del amo engorda al caballo, y en este caso, los niños creciendo sin autoridad ni buenos ejemplos, en un sistema educativo vacío, ajeno e irrelevante, se convierten en una bomba de tiempo. Por eso tenemos los cada vez más graves casos de drogadicción, delincuencia, y demás sociopatías. Por eso tenemos una sociedad cada vez más desgranada.
Si vemos por ejemplo el caso de Estados Unidos, que a nosotros en nuestros países nos gusta tanto imitar, veremos que se da el mismo caso. Los jovencitos de clase pudiente cuentan con clubes y actividades tras la escuela, que los unen e integran a su grupo. Los niños no están solos. Pero la clase media tiene pocas opciones. La mayoría de las guarderías corren a cargo de grupos religiosos, con todas las sinfonías y bemoles que esto implica. Como cuenta una amiga, a ella le toca dejar a los niños en el mismo piso donde se atienden grupo de apoyo para drogadictos. Aún a nivel estatal, estamos hablando de pagos de 800 y mas dólares al mes, por apenas unas horas, no el día completo.
Comparemos esto con Taiwan. Si usted quiere trabajar de niñera, llega una inspección a su casa. Los niños se cuidan en su casa, no la de los padres. Puede tener un máximo de 5 niños, y puede ganar hasta 20 mil nts por cada uno al mes. Debe tener un certificado de entrenamiento aprobado, tras varios meses de arduos estudios, y debe actualizar esta capacitación cada año. Este trabajo es muy apto para gente ‘y hablo hombres y mujeres- que ya tienen varios hijos. Se reciben bebés recién nacidos hasta edad escolar. Un compa le paga a la señora que le cuida la hija para que hasta les prepare la cena, así pueden comer en familia. El y la señora trabajan muy duro, y esto les permite estar juntos con menos estrés.
Hago la acotación que hay varios servicios especiales para las mujeres que recién han dado a luz, ya que la tradición dicta alimentos especiales. Ahora la moda es o que usted ordene la comida –tres tiempos- y se la lleven a la casa, o contrate una señora para que la ayude, le enseñe cómo cuidar al niño y le haga hasta el almuerzo al marido. Esto es muy útil acá especialmente que se acostumbran tanto las cesáreas optativas.
En cuanto a las guarderías, generalmente se combinan con un tipo de escuela elemental. Se les dan clases suplementarias a los niños de mate e inglés especialmente. También hay un gran mercado de escuelas suplementarias desde piano, robótica, pintura, hasta preparación para los exámenes de ingreso universitario –nunca es demasiado temprano. Y no me digan que es cuestión de plata, porque sale más caro un PlayStation que la anualidad del anchinban o guardería.
En fin, que el papá y la mamá trabajan hasta las 8 y 9, pero saben que el niño no está solo en casa haciendo de perro, o aburrido con el abuelo viendo tele. Están tranquilos porque están haciendo algo productivo, conociendo gente, y aprendiendo el arte de llevarse con los demás, entre otras cosas. En una sociedad tan comunitaria como ésta, los vínculos de infancia son vitales. Esto resulta sorprendente si tomamos en cuenta lo competitiva que también es esta sociedad.
Nosotros podemos decir: pero es que no tienen libertad! ¿Libertad para hacer qué? ¿Deporte? ¿Cuántas canchas y parques tenemos disponibles? ¿Vida social sin supervisión? ¿A quién escuchan nuestros niños? Cierto que una guardería no es garantía, pero por lo menos es conocido y establecido. En caso de problemas, hay a quién echarle el muerto. ¿En la calle, a como está la cosa, a quién le reclamamos? ¿Y si dejamos a los niños de perros, cuidando la casa, y se viene un terremoto, un incendio? Es la única de las leyes de Estados que han copiado hasta acá y me gusta: los niños nunca deben estar solos. Si hasta en una guardería, y con adultos supervisando, en una emergencia, pasa una tragedia como en México, ¿qué esperamos si no hay nadie cuidando a los niños? Y este cuidado debe ser de calidad: más de 100 niños en un sólo lugar es jalarle el rabo al diablo esperando una tragedia.
Nos toca pues, la responsabilidad, no de exigir que el Gobierno –que bostezo- haga algo, sino hacerlo nosotros. El mercado está ahí, para los que les gusta citar el free trade y son alérgicos a lo que tenga tufo de socialismo –si, claro, con lo comunistoides que son en Taiwan. Es nuestra decisión velar por la calidad de estas instalaciones, las condiciones en que viven nuestros niños, y sobretodo, hacerles saber que nos importan, que queremos los mejor para ellos, y por eso, velamos para que reciban una educación temprana y abarcadora, que incluya desde hacer amigos hasta tejer macramé.
By the way, “anchin” significa tranquilidad, seguridad.
1 comentario:
Si los niños son el futuro de nuestros países, como me duele verlos ahí tirados en las calles sucias de San José drogados, prostituidos y olvidados por la mano del hombre.
O esos miles y miles de jovencitos y jovencitas que andan consumiendo drogas, o andan asaltando para tener lo último de la moda.
Somos notros los que debemos hacer las cosas y no el Estado y jamás vamos a copiar lo bueno de otras sociedades en su quehacer cotidiano, solo el consumismo y el materialismo excesivo es lo que nos gusta imitar.
Saludos
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