sábado, 6 de enero de 2007


Este es el Año del Cerdito, mi año según el calendario chino. No obstante, por ahora se pinta el Año del Doctor, otro patatús me tiene en cama por segunda vez en lo que va del año.
De todos modos, con un frío de 8 grados Centígrados, tampoco es mucho lo que se puede hacer. Leí que hace un par de semanas hizo mucho frió en Costa Rica -13 grados! 12! 2 en el Volcán Irazu!- Jah! El clima en nuestro país es envidiable, imaginese 22 grados como promedio. En cambio acá, la humedad, la contaminacion, la grima... es esa capa gris que se asienta sobre las cosas, el polvo fino que cubre el suelo hasta hacer del parchet una masa pegajosa... Hoy es día de hacer limpieza, así que me contento con pasar la aspiradora, levantar unos cuantas capas de polvo y desinfectar las superficies. No se si en otros países usaran mascarilla N95 para la limpieza, pero acá lo hago por las alergias, no por el SARS o cualquier bicho raro.
Y a las 7 y media hay que corretear el camión de la basura. Me imagino la revolución que causaría una determinación así en Costa Rica, pero acá tiene mucho sentido. No se acumula la basura, no se crean focos de moscas y enfermedades, ni hay gente o perros rebuscando entre lo que los demás tiran. El camión no es tan pequeño, pero siempre me asombra como lo meten en espacios tan reducidos como mi callejón. Las señoras, los maridos, los jóvenes, salen al sonido de la diana -Fur Elise, creo que se llama la pieza- con su cargamento y por sus propias manos lo depositan dentro del recolector. Una vez al año se oye de algún accidente -tristemente lamentable y prevenible a la vez, en la mayoría de los casos- pero en general es un metodo rápido, sencillo y eficiente. Es la única vez que muchas de las empleadas filipinas pueden congregarse y conversar, y les da a los vecinos en general la excusa de reírse de su tico residente que sale con una bolsa enorme como si fuera una familia de cinco en vez de uno el que vive en el apartamento.
Hoy es sábado, y junto con el camión de la basura pasa el recolector de reciclables. generalmente, prefiero dárselo a uno de esos señores que pasan empujando un carretón, pero si no los veo o las cosas están muy furris, PUM! ahí van. Es una buena iniciativa municipal, pero lo mas importante, es que resulta buen negocio para los que lo necesitan. Hasta las organizaciones voluntarias y de beneficiencia compiten por los restos del reciclaje. Yo por mi parte, colaboro generosamente, también para deleite y solaz de mis vecinos metiches. Lo divertido -o no tan divertido- es que si se tiran muebles, siempre habrá un alma caritativa que los reciclara para si mismo -así conseguí la mitad de mis cosas- y lo que yo he tirado -ejemplo, colchones- alguien lo recojiera, lo forrara de nuevo, y se lo venderá a algún baboso como yo.
Mientras tanto, le encenderemos una velita a algún santo para ver si esta racha de visitas al medico pasa de largo. ya les contare como es el equivalente al Seguro Social acá en Taiwan. Ahora oigo la Fur Elise que me llama. Suave! Que me deja el camión!