Justo antes de que pasara lo que ya saben que paso, decidimos aprovechar que todavía no había empezado la temporada de tifones y darnos una vueltita por Hualien, en la costa este de Taiwan.
Nosotros tomamos el tren lento turístico, y si bien dormimos parte del viaje, aún así disfrutamos de la vista: montañas a la derecha, mar y playa a la izquierda.
Por unos mil NTs se puede contratar a un taxista o a un chofer particular en Hualien --especialmente cerca de la estación de tren-- que te lleva donde le digas. Los tours de los hoteles cuestan mas o menos lo mismo, pero ya van por una ruta definida. Preferimos esta opción en vez de conducir nosotros mismos porque manejar dentro del Parque Taroko es como los que manejan los ferrys en el Canal de Panamá. Hay que entender el lugar, saberle los recovecos, escucharlo y atender cuando hay peligro de derrumbe o caída de agua. No queremos terminar nuestros días como cucaracha en bisagra debajo de una plancha de mármol. Aparte de ello, tiene muchas zonas restringuidas, para seguridad de los viajeros.
Pero Hualien no es sólo Taroko. Sinceramente, la cuidad tiene sus atractivos. Es una ciudad práctica, compacta, fácil de recorrer. Hay mucho movimiento comercial, y el servicio en general es excelente. Del hotel a la fonda de la esquina, muy atentos y simpáticos. No tengo quejas.
La ciudad entera está llena de esculturas de mármol. Es un verdadero hallazgo para los que nos gusta el arte urbano.

Cerca del lago donde vive la tribu ami hay un montón de tiendas de joyería en piedras rosa, jade, cristales, etc. También hay paseos en bote, buenos cafés, y una barbacoa estilo aborigen de chuparse los dedos. Gastamos plata y quedamos satisfechos. ¿Qué más se puede pedir?
También visitamos la primera sede de la Caridad Budista Tzu Chi y el hospital original, antes de que inauguraran el hospital grande en Hualien que tienen junto a la universidad. Después de ver el lugar y recorrer las clases, se puede recomendar esta opción para aprender mandarín en Taiwan. La universidad está bien organizada y lo importante es que tienen mucha voluntad de ayudar.
Aparte de eso, participamos en la celebración del cumpleaños de Buda. Nos regalaron unos pancitos en forma de loto.
Las piedras de la Playa Siete Estrellas son muy especiales porque muchos artistas las usan para sus obras. La mayoría son pedacitos de mármol, redondeados por el efecto de las olas. Recogimos algunas para cuando nos de un “art attack”.
El regreso nos fue bien, porque hay un tren Tze Chiang que hace el recorrido en poco mas de dos horas –más que el Taroko y con menos movimiento, pero mucho menos que el Chu-Kuang. Esta es una buena opción de noche. De hecho, algunas personas hacen este paseo que nosotros hicimos de fin de semana en un sólo día.
Los dejo con una imagen del recuerdo:
Estas banderas se encontraban a la entrada del centro de informacion para visitantes del Parque Taroko.