viernes, 13 de julio de 2007

Seguimos con la buena vida.



Justo antes de que pasara lo que ya saben que paso, decidimos aprovechar que todavía no había empezado la temporada de tifones y darnos una vueltita por Hualien, en la costa este de Taiwan.




Recientemente habían anunciado con bombos y platillos la inauguración de un nuevo tren llamado: el Expreso Taroko. Este es un tipo de tren japonés, que se llama “oscilador” (tilting en inglés); o sea, que tiene unos compensadores estilo mi primer pick-up, que se le dan un vaivén al viaje como cuando te echás unas 9 o 10 birras y tenés que tocar tierra porque todo te da vueltas. En fin, que la cosa es que el aparato promete llevarte en 2 horas o menos a Hualien, un área turística muy popular, y por buenas razones.


Aparte del espectacular farallón de mármol en Taroko, es un lugar, como dicen en chino, “con buena agua y buenas montañas”. Las playas son bellas, y es uno de los mejores lugares en cuanto a organización para turistas.









Nos levantamos temprano un jueves –como todo en Taiwan, es mejor ir entre semana, porque el molote de gente en feriados, es pues, de locos. Sin embargo, a pesar de madrugar, ya todos los puestos estaban vendidos en el Expreso Taroko, el cual tuvimos que ver partir desde el andén.








Hay otras opciones: 1. Tzu-Chiang, el más rápido, con ruta por Yilan o las montañas ‘no se ve la costa ni el mar. 2. Chu-Kuang: tipo turístico, con asientos más amplios, y generalmente toma la ruta panorámica por la costa. Para mas informes:



Nosotros tomamos el tren lento turístico, y si bien dormimos parte del viaje, aún así disfrutamos de la vista: montañas a la derecha, mar y playa a la izquierda.

Tomamos el taxi al hotel. Sépanlo, habíamos reservado ya con antelación hotel con tour incluido, pero se puede también comprar paquete de hotel con tiquete de tren, o separar las opciones de alojamiento y transporte. A muchos extranjeros les gusta alquilar motos en Hualien y recorrer la ciudad ellos mismos. Nosotros somos vagos: estamos de vacaciones, y además, hace calor, queremos aire acondicionado. El hotel incluye desayuno, y muchos tours incluyen almuerzo.



Por unos mil NTs se puede contratar a un taxista o a un chofer particular en Hualien --especialmente cerca de la estación de tren-- que te lleva donde le digas. Los tours de los hoteles cuestan mas o menos lo mismo, pero ya van por una ruta definida. Preferimos esta opción en vez de conducir nosotros mismos porque manejar dentro del Parque Taroko es como los que manejan los ferrys en el Canal de Panamá. Hay que entender el lugar, saberle los recovecos, escucharlo y atender cuando hay peligro de derrumbe o caída de agua. No queremos terminar nuestros días como cucaracha en bisagra debajo de una plancha de mármol. Aparte de ello, tiene muchas zonas restringuidas, para seguridad de los viajeros.

Además, el lugar es tan hermoso, que no vale distraerse manejando, cuidando la carretera, sino más bien hay que llenarse los ojos de verde. Las rocas colosales, los ríos y laguitos, los templos y esculturas, los senderos, las estelas de piedra...Taroko es un lugar realmente especial.










Pero Hualien no es sólo Taroko. Sinceramente, la cuidad tiene sus atractivos. Es una ciudad práctica, compacta, fácil de recorrer. Hay mucho movimiento comercial, y el servicio en general es excelente. Del hotel a la fonda de la esquina, muy atentos y simpáticos. No tengo quejas.

La ciudad entera está llena de esculturas de mármol. Es un verdadero hallazgo para los que nos gusta el arte urbano.

Cerca del lago donde vive la tribu ami hay un montón de tiendas de joyería en piedras rosa, jade, cristales, etc. También hay paseos en bote, buenos cafés, y una barbacoa estilo aborigen de chuparse los dedos. Gastamos plata y quedamos satisfechos. ¿Qué más se puede pedir?









También visitamos la primera sede de la Caridad Budista Tzu Chi y el hospital original, antes de que inauguraran el hospital grande en Hualien que tienen junto a la universidad. Después de ver el lugar y recorrer las clases, se puede recomendar esta opción para aprender mandarín en Taiwan. La universidad está bien organizada y lo importante es que tienen mucha voluntad de ayudar.




Aparte de eso, participamos en la celebración del cumpleaños de Buda. Nos regalaron unos pancitos en forma de loto.

Antes de regresar, visitamos el Museo de la Pesca, en la Playa Siete Estrellas. No solamente fue muy interesante, sino también pudimos comprar algo diferente para compartir con los amigos y compañeros de trabajo: pescado seco, hojuelas con algas, pasta para miso, y otros bocadillos hechos de pescado. Muy ingenioso eso de poner la tienda a la par del museo.

Las piedras de la Playa Siete Estrellas son muy especiales porque muchos artistas las usan para sus obras. La mayoría son pedacitos de mármol, redondeados por el efecto de las olas. Recogimos algunas para cuando nos de un “art attack”.

El regreso nos fue bien, porque hay un tren Tze Chiang que hace el recorrido en poco mas de dos horas –más que el Taroko y con menos movimiento, pero mucho menos que el Chu-Kuang. Esta es una buena opción de noche. De hecho, algunas personas hacen este paseo que nosotros hicimos de fin de semana en un sólo día.
Los dejo con una imagen del recuerdo:

Nota:
Estas banderas se encontraban a la entrada del centro de informacion para visitantes del Parque Taroko.