martes, 17 de agosto de 2010

Un año después de Morakot

Seguimos en la lucha. No, no nos arrastró el viento ni el agua, simplemente no me he ocupado del blog. He dado mi opinión por otros medios en temas de Costa Rica, pero creo que les gustaría saber qué pasó después de la tragedia del Morakot. Esto es especialmente importante ahora que son los compas del otro lado del Estrecho a los que les tocó bailar con la más fea. Mis oraciones – y mis donaciones – están con la gente de Gansu y Quanzhou. Y ni que decir en Afganistán y partes de India.

Como dicen acá las noticias, vean lo que está pasando con apenas un grado de más en la temperatura. Morakot trajo 2854 mm de lluvia y vean. No querenos ver lo que puede venir. Este julio fue el primero en 50 años que no hubo tifón. El cambio climático es más que evidente.
La investigación científica nos ha ayuda un poco a entender porqué pasan estos desastres y cómo preparase mejor. Les recomiendo sendos documentales de National Geographic y Discovery Channel en los que se habla de las experiencias de la gente. Me conmovió especialmente la historia de una abuela y su nieto. Verán: mucha gente en el Sur de la isla se viene a trabajar a la capital –Taipei– o las ciudades grandes como Kaohsiung, y dejan a sus niños con los abuelos. Por ello, los pueblos en las montañas están llenos de viejitos y niños, los más indefensos en caso de tragedia. El día de la inundación era Día del Padre, y había más adultos en ciertas casas, pero muchos no pudieron llegar por la lluvia. La cosa es que en el caso de la abuela en cuestión, ella era viuda, apenas unos meses atrás había muerto su marido. Cuando se vieron con el agua de pronto hasta la cintura, sin poder huir, lo único que pudo hacer fue encender unas varitas de incienso a su marido y pedirle que los ayudara a escapar con vida. Cuando el agua les llegaba al pecho, un helicóptero pasó pero no los vio. Fue a la segunda vuelta que el nieto salió a arriesgarse que se lo llevara la corriente y fueron rescatados con una canasta. La abuela no paraba de llorar. No paró de llorar ni cuando la recibieron al aterrizar, le dieron ropa y comida y dinero, y un lugar donde dormir. Lo más interesante es que esa fue la villa que se llevó el derrumbe. Todo desapareció, pero entre los troncos se encontró semanas después una escultura de madera. Resulta que esa escultura la hizo el marido de la abuela. Perdieron la casa, pero todavía les queda algo de recuerdo. “Duermo con la foto de mi marido al lado. Con él a la par, no tengo temor”, dice la abuela ahora desde su casita prefabricada.
El otro rescate heroico fue de un grupo de mas de 50 personas que huyeron del derrumbe. Los guiaron dos perros. Al llegar los helicópteros, los soldados no querían montar a los perros. Así que engañaron a los pilotos y montaron igual a los perros.
También hay uno excelente de NHK, el canal japonés, que fueron los únicos que dieron en el clavo con la causa de la tragedia en la aldea Xiaolin –la que quedó sepultada bajo el lodo. Resulta que hay cierto tipo de montaña cuya inclinación en la composición de las capas del suelo va al mismo ángulo que la pendiente. Con cualquier cosa se cae. Hace unos meses, una de este tipo de colina se cayó sobre una de nuestras autopistas, aterrando cuatro carros. Ya se han identificado como 8 de este tipo en otras pistas y se han reforzado inmediatamente, no vayan a quedar otros hechos tortilla.
Más que todo, Taiwan cuenta con la experiencia de desastres pasados, sólida organización comunitaria más allá del Estado, y sobre todo, la caridad. Ciertamente, a diferencia de Cinchona y Costa Rica, Taiwan cuenta con amplios recursos estatales. El gobierno facilitó los terrenos para poner las casas prefabricadas donde se ubicaron a los damnificados en menos de un mes. Pero es la empresa privada y las caridades no gubernamentales las que está construyendo más casas permanentes para dárselas a los que perdieron todo.

El problema ahora es que muchas de esas comunidades en las montañas no se pueden reconstruir. El terreno es demasiado inestable, entre el terremoto de 1999 y esto, ta pa´l tigre. Pero son los hogares ancestrales de las tribus aborígenes de Taiwan. Si bajan a los valles, son asimilados culturalmente más rápido. Además, el gobierno no ha reparado muchos puentes, y otros que ha reparado ya han sufrido daños sin llegar los tifones. La reconstrucción no es tarea fácil.
EDIT:
Se me olvidó el motivo del cuento: ayer nació el primer bebé entre los damnificados. “Hace mucho tiempo que no se oía el sonido de un niño”, dice el padre a los reporteros. Tiene 3 niñas y el bebé es un varoncito, que aquí es considerado muy “próspero” porque lleva el nombre de la familia.