lunes, 23 de julio de 2007


No se le puede quedar bien a todo el mundo (o introducción a los buses de Taipei)

Por estos días he tenido que acompañar a una compa del brete de shopping, porque va de visita a su país, y por supuesto, tiene que llevar algunos regalitos, A.K.A. pedidos. Para hallar todas las cosas requeridas hay que trasladarse de un lado a otro de la ciudad. Nunca he tenido mayor respeto por el sistema de buses.

Mi jefa se queda admirada de cómo conozco la ciudad y sé cuál bus tomar para ir a cualquier lado. Claro, yo no ando en un Cadillac con asientos de piel, sino a pata, desde que mis fallidos intentos en andar en scooter –que por mas que las llamen motos, a mi no me parecen más que patinetas glorificadas-- acabaran con mi humanidad llena de moretes y raspones. O sea, por necesidad se vuelve uno un gatazo en bus. Eso, o compra un seguro de vida millonario. Se salvó la familia en Costa Rica!

Cada bus tiene un número asignado, y en la pantalla superior exhibe el número y el nombre de los dos extremos de su ruta. Puede que incluya al frente un letrero que diga si pasa por algún landmark o sitio importante, por ejemplo: el Mall Miramar, el Museo del Palacio, el Taipei 101, etc.

Algunos buses llevan al lado una lista de las paradas importantes, especialmente si en su recorrido pasan por una o dos estaciones de metro. Puede buscar los datos de la ruta en Internet. http://www.taipeibus.taipei.gov.tw/index_e.htm o http://www.taipeibus.taipei.gov.tw/emap/map/pdf/map/Taipei.pdf

Muchos de los buses llevan dentro una pantalla luminosa que despliega en chino y en inglés en qué parada se encuentra o cuál parada se aproxima. Esto es gracias a un sofisticado sistema de GPS, que permite llevar un control del tiempo del recorrido.

Recientemente se inauguró un sistema electrónico en Taipei, donde las mismas pantallitas electrónicas han sido colocadas en las paradas. Allí le dicen a uno cuál bus se aproxima, y en cuánto tiempo llegará. ¿Piensan que ésto es muy bueno? Pues la gente se quejó diciendo que deberían poner más atención al estado de ciertas unidades de buses antes de hacer esos arreglos sofisticados. Conste que los buses acá están bastante bien, aire acondicionado y relativamente limpios.

Este sistema se puede ver en las paradas construidas dentro de los carriles centrales exclusivos para buses. Estos carriles desataron mucha controversia, ya que algunos no fueron muy bien diseñados y más bien ayudan a la congestión vehicular en lugar de aliviarla. Pero bien utilizados agilizan grandemente el tránsito, al separar los buses del resto de los vehículos –conste que en Taipei no andan los trailers ni los tanqueros en media calle a toda hora, sino que tienen restricciones.

Uno de los lugares más criticados fue frente a la Universidad Nacional de Taiwan (Taida) --donde estudiaron, estudian, y ojalá estudiarán varios ticos-- en la avenida Roosevelt, ya que por una falla de diseño y planificación no sirve para el recorrido de todos los buses. Mientras que la mayoría de los buses seguían directo en dirección a la Estación Central de Taipei, muchos otros debían doblar a la derecha para continuar hacia el norte de la ciudad. Si bien causa algo de confusión, el desorden resultante es más seguro que antes, cuando los estudiantes en motocicleta o bici tenían que tirarse para salir de la universidad en medio de los buses que estaban entrando a toda velocidad a la parada. Resultado: más de uno quedó hecho una tortilla entre dos buses o peor, el bus al salir lo golpeaba lo lanzaba con todo y moto o bici en el carril contrario, dejándolo hecho una calcomanía contra un bus que iba en dirección contraria. Gracias al carril central, este tipo de accidentes ya no es tan común.

Las paradas corrientes se caracterizan por letreros donde se especifica la ruta. Ciertamente, no ayuda mucho al recién llegado –especialmente si no lee caracteres chinos, ya que muy pocas paradas están en inglés— porque hay que saber para dónde se va y en cuál parada bajarse. Pero es más fácil decirle a alguien: “Tomá el bus 208 en el McDonalds de Kuting y te bajás en la parada del Parque Xin Xin”, si se quiere ir al cine, por ejemplo. Claro que hay que tener cuidado: en la Universidad Normal (Shida) –donde también hubo/hay? muchos ticos-- están las paradas Shida 1 y Shida –así, pelado- por lo que uno tiene que especificar dónde se van a ver.

Hay varios buses –y esto sería fantástico en Costa Rica, especialmente en San José-- cuya ruta es solamente recorrer de “arriba para abajo” alguna de las avenidas principales. (Imagínese un bus de Sabana que pase cada 3 minutos). Por ejemplo, si quiero ir al Taipei 101, y estoy cerca de la estación central, puedo tomar el bus que recorre la avenida Xinyi. Así me ahorro tener que cambiar bus en la estación de metro City Hall. Si quiero ir al Mandarin Daily, un periódico en mandarín para niños donde también dan clases de chino, podría tomar el metro hasta la estación Kuting y caminar, o tomar el bus que recorre la avenida Roosevelt y me deja al frente (Jajajaj.. nosotros los vagos).

El otro día iba a visitar la fabrica de un compa de la U. La bendita fábrica está en la Zona Industrial de Wugu, en las afueras de Taipei –muy afuera. http://www.moeaidb.gov.tw/iphw/wuku/home/Main.jsp El mae muy sofis me dice que “coja taxi”, yo calculo la distancia y pienso mínimo 500 NTs, muy largo, tiene que ser carísimo. Calculo una hora y media para llegar, si uno toma el metro, luego un tren, y al final taxi para llegar. Me voy al sitio en Internet de buses, y veo que hay varios buses a Wugu: más de una hora en llegar de un punto a otro. Una amiga me dice que debo tomar el bus 502 en la estación de Mingchuan West Road, que va directo a la zona industrial. Voy con algo de desconfianza, especialmente al notar que los buses pasan cada media hora, que es sábado, y que sólo ese bus va a la zona. Pues bien, el bus llegó en punto a la media hora, y en 30 minutos me dejó al frente de la fábrica que iba a visitar. Resultado: tuve que esperar a la gente en una cafetería cercana, porque llegué con una hora de anticipación.

Los hospitales más grandes proveen servicio de busetas para la gente. Por ejemplo, en la estación de metro de Chientan se toma la buseta para el Hospital Shinkong. De la estacion de Tapinglin se toma la buseta para el Hospital Tzu Chi, en Xindian.
Algunos supermercados, como el Carrefour en la zona de Fushing North Road, tienen un bus grande, para trasladar las personas desde la estación de metro Chongshiao Fushing o del área de compras cercana al local. Este super usa busetas en cuatro o cinco estaciones más, y el mapa con las paradas lo ponen en su catálogo, que reparten gratis por las casas vecinas.
El Taipei 101 también tiene bus gratis, pero se llena demasiado, porque la gente lo toma para no tener que caminar entre los distintos centros comerciales del área de Xinyi –¿ven que no soy sólo yo?--. El Mall Miramar también tiene transporte desde la estación Chientan y desde la zona de Xinyi.

También hay buses exclusivos para parques; por ejemplo, desde la estación de metro de Dansuei se toma un bus al Fishermans Wharf o Puente de los Pescadores.

En Año Nuevo, ponen en servicio un bus entre la calle Dihua, el área de compras de alimentos tradicionales de esta época, y la Estación Central. Conste que caminando es como diez minutos, pero en temporada la fila es de 20 minutos o más. Lo mismo para el Festival de Botes Dragón o el de Los Faroles. Siempre habrá transporte disponible, rápido y eficiente. ¿Porqué? ¡Porque es parte de la conspiración para sacarle a uno la plata, por eso!
Son esas cosas...

Hay muchas cosas de mi país que me duelen en el alma. Una de ellas, tal vez por ser pariente/descendiente y exdocente, es la situación de la educación.

No se puede comparar el estado del sistema educativo en Taiwan con el de CR, pero si se pueden hacer observaciones. Ambos adolecen de problemas estructurales ajenos a los recursos económicos, porque la verdad, la plata no es el problema, si el enfoque está equivocado, si la cultura no ayuda, si no hay apoyo en casa ni en la sociedad.

Conste que hay muchas cosas que me fascinan del sistema educativo aquí. Ser educador es una profesión todavía muy respetada en la comunidad. Adoro las escuelas tan grandes, con equipo y mobiliario muy sencillo, en un espacio limitado pero bien utilizado. Hay suficientes escuelas por comunidad –de hecho, pronto empezarán a cerrar algunas ya que por el descenso en la tasa de la natalidad, ya no hay chiquitos-- y se refuerza –legalmente-- la obligatoriedad de asistir a la escuela por medio de los dirigentes de barrio. Los niños y muchachos pasan en la institución la mayor parte del día, tienen tareas todos los días –que los papás deben revisar y firmar-- y además asisten a la escuela suplementaria. Se les inculca un sentido de responsabilidad hacia su escuela: ayudan a limpiar, a repartir los almuerzos, a cargar los libros de los profesores o compañeros con discapacidad.

Sin embargo, las estructuras mentales son las más difíciles de cambiar. Acá por más que se ha luchado, poco se le ha restado a la mentalidad, en parte por una mala interpretación de la teoría confucionista, en parte por el legado de la época de la Ley Marcial (ver noticia del Taiwan News), y los profesores en su mayoría todavía predican el evangelio de “no mover el bote, no pensar, no cuestione la autoridad”. Esto es sumamente peligroso, especialmente a nivel económico. Mientras que el Ministerio de Educación hace planes para fomentar la creatividad, tadavia existen profesores que castigan –y hablo hasta de castigo físico, también prohibido hace años en los reglamentos-- a los que se atreven a hacer las tareas o los ejercicios de otra manera. Lo peor es que hay muchos padres de familia apoyan esta mentalidad, ya que fue la que les metieron a ellos mismos a punta de golpes y bastonazos.

El problema es que ya la economía no es la misma. Requiere vitalidad, expresión, creatividad. La economía de servicios y de valor agregado se basa en la iniciativa propia, en la agilidad, en no esperar que le tengan que decir las cosas. Se necesita anticipar los gustos del cliente; de ser posible, hasta de manipularlos y crearlos. Algunos jóvenes ya han despertado de este letargo, y han salido del cascarón convertidos en verdaderos dragoncitos innovadores. Se organizan y participan en movimientos comunitarios o estudiantiles. Destacan en sus trabajos y crean nuevas empresas o revitalizan las existentes. Pero muchos, y ésto es lo trágico, se pierden en medio del caos generacional. Son la llamada “generación fresa” –sin relación alguna con los fresas de CR en los 80s, sólo un poco en el consumismo--. Se les llama así porque “no aguantan nada”.

Duran si acaso dos o tres meses en los trabajos. Lloran por todo, y no saben enfrentar los problemas o conflictos personales o laborales. Pasan metidos en las tiendas por departamentos y no saben nada del mundo que los rodea, a pesar de ser la generación que más tiempo pasó sentada en las aulas –más de 12 horas al día, fines de semana y veranos incluidos. Dicen que no les interesa la política, pero sí son presa fácil de líderes religiosos o políticos inescrupulosos, que si les dicen que se tiren de un puente, van y lo hacen aunque sea del puente equivocado. La tasa de suicidios es alta, y lo peor del caso, evitable. Que una muchacha se colgó en la universidad como protesta por un conflicto legal de su amiga con el casero, que otro se le descompuso el equipo de laboratorio una semana antes de presentar la tesis, que al otro lo criticaron en Internet...

La vida es demasiado preciosa y frágil, pero a ciertos jovencitos les hace falta una base firme para poder cuidarla, y por ello, la menor brisa es como un vendaval. Triste, muy triste.

En Costa Rica, la situación va de mal en peor, en un caos que va más allá de una sola generación. El sistema educativo no es más que un reflejo del resto de los problemas. Veamos por ejemplo, este titular que me quito el apetito: http://www.diarioextra.com/2007/julio/19/nacionales11.php
Colegio Deportivo de Limón:
HAMPA OBLIGA A JÓVENES A ABANDONAR ESTUDIOS
Delincuentes armados han reducido a la impotencia no solo a los jóvenes, sino también al personal administrativo y a los profesores, para robarles sus pertenencias y amedrentarlos.
“Hay gente infiltrada en el Colegio que se dedica a vender droga entre los mismos estudiantes”, dijo el oficial.

Y ese mismo día: http://www.diarioextra.com/2007/julio/19/nacionales01.php

Mideplan y Unicef realizarán investigaciones:
COMPRAN CELULARES CON LA PLATA DE AVANCEMOS
Los estudiantes que reciben ¢50 mil mediante el programa Avancemos, que inició la administración Arias, gastan esos recursos en la compra de teléfonos celulares y en otros objetos de consumo, por lo cual no se cumple con las metas trazadas por el gobierno.

Lo uno y lo otro están relacionados. La inseguridad y el consumismo, la erosión de los valores, es un mismo paquete. Pagarle a los estudiantes para que sigan estudiando no es la solución, porque ellos carecen de la motivación para enfrentar los retos y seguir avanzando de veras. También carecen de modelos sociales adecuados. ¿A quién pueden emular? ¿Quién tiene la autoridad de decirles que no gasten la palta inconscientemente, que no le vendan droga a sus compañeros? Ellos ven a los dirigentes políticos utilizar la plata de bienestar social en mansiones y viajes. Ven a la gente que más tiene acaparando más. Ven que la sociedad valora la apariencia de dinero, sin importar de dónde salió o sus consecuencias. ¿Qué se les puede decir?

A mi me da no sé qué esa idea que tenemos en Latinoamérica de que si se es millonario ya no hay que trabajar. Yo he conocido –ejem, modestia y aparte-- a gente realmente millonaria. Lo bonito es que trabajan sin cesar, precisamente para poder mantener ese nivel de entrada de dinero. Generalmente tienen empresas, hay mucha gente que depende de ellos, por lo que su proceso de toma de decisiones no es nada sencillo. Lo que hacen, lo hacen con responsabilidad.

Creo que ser millonario se confunde con alguna fantasía de realeza medieval, porque que yo sepa, hasta los gamonales de las haciendas del siglo XIX tenían que levantarse a las cuatro de la mañana a volar pala.

En cambio, muchos jóvenes en Costa Rica van –si acaso van-- medio día al colegio, y después se plantan frente al televisor a ver tele. Dios guarde hacer tareas. Si se pone a estudiar, los compas se burlan de él y le ponen apodos. Si destaca en algún deporte o instrumento musical, es víctima de chota, sino de alguna jugarreta. Y lo mejor de todo, estas acciones son socialmente sancionadas.

El estudiante común verá cómo la gente que no estudia pero tiene conexiones pasa los exámenes sin estudiar, o paga por el título. Si tiene problemas con los profesores, ya sea acosamiento o simplemente majaderías, sino tiene “patas”, está frito y dejará los estudios, ya sea desmotivado o porque lo empujan. Son estos mismos profesores que también están nombrados por patas, no por capacidad. Los buenos educadores juegan limpio.

El ciclo de la pobreza se repite ante embarazos tempranos o estudios inconclusos (o ambos). Esto significa un atraso económico nacional, ya que la mano de obra disponible es no calificada, sirve para fábricas de ensamblaje sencillo –que no hay, porque el costo de la vida es bastante caro, y seguirá caro por el monopolio de los recursos de producción--, pero tiene aspiraciones de clase media, sin la preparación correspondiente. Tampoco está preparada para formar su propia empresa, ni existen los recursos/capacitación adecuados –están bastante limitados, al llegar la empresa cierto tamaño crítico, ya no puede crecer, no hay enlace con otras empresas, etc...

En Taiwan, sus homólogos probablemente tengan que ir a ayudar a los tatas en el negocio –la tienda, el restaurante o soda-- llevando platos o atendiendo gente. Tendrá que sentarse a la par de la caja o en la cocina a hacer las tareas donde el papa-la mamá lo vean haciéndolas, y si tiene tiempo de jugar será a distancia donde le puedan echar un ojito. Si los papás son empleados, irá probablemente a alguna escuela suplementaria. Y nada de caritas. Sabe que debe presentar buenos exámenes, o no irá al colegio/universidad. Pero tiene más opciones en cuanto a apoyo para montar su propia empresa, porque acá están enlazadas en clusters, o grupos, lo que facilita el acceso a capital y materiales a mejor precio.

En Costa Rica, los papás le pagan abogado al chiquito para que le resuelva los pleitos.

En Taiwan, al que pescan en la mentira, va para la cárcel: 20 meses de cárcel y dos millones de colones de multa por dar clases con título falso. Fraudulent professor sentenced, fined http://www.chinapost.com.tw/taiwan/2007/07/20/115540/Fraudulent-professor.htm


Hay muchas cosas que un Gobierno, la comunidad, y la familia pueden hacer para mejorar la educación, que no requieren mayor inversión sino una actitud vigilante, comprometida y una redefinición de valores. Sin ello, cualquier plata, cualquier esfuerzo, no es sino “polvo en el viento”.