jueves, 23 de agosto de 2007

  • Estampas del tifón

    Han evacuado las zonas aledañas a los ríos, y los vecinos han salido apenas con una mudada de ropa al hombro. Los llevan a los albergues especiales y a las escuelas locales, claro, las que están en planito, no en las montañas.
    Entrevistan a una abuelita. Sentada en una sillita, con un plato de sopa en los regazos, dice “Muchas gracias. Aquí estamos algo apretados, pero por lo menos estamos seguros”.

    Seguimos viendo las noticias. Un perro se lanza desesperado al río embravecido, detrás de su amo. En medio del agua achocolatada, sólo el can triunfa entre los escombros. Sigue el cuerpo de su amo, hasta que éste es rescatado. Empapado, regresa a casa a lamerse las heridas.

    Cientos de patos blancos han huido de sus jaulas en una granja avícola. Tanto las riberas como el cauce del río parecen cubiertos de nieve. Sólo se ven motitas blancas que navegan por el río, alejándose de las ollas. ¡Viva la libertad!

2 comentarios:

Jose Pablo dijo...

dios mio¡¡¡

TicoExpat dijo...

Maes, si se empieza uno a amedrentar por los tifones, los temblores, los misiles, la politica, etc... hace rato se hubiera ido.

Y adonde no hay problemas? Si no es la madre naturaleza, es la propia gente?

Pero vean lo que es darle valor a la solidaridad -la viejita - la lealdad -el perro - y la libertad -los patos. Eso es mas importante que las cosas materiales.